
Sí, eso es... ¡¡soy un cactus!!
No es que sea verde y tenga pinchos pero como las rosas con espinas, si te acercas mucho te puedo picar con una de ellas.
Me cuesta dejar entrar a alguien en mi vida, especialmente cuando no soy capaz de entender porque esa persona se ha acercado a mi. Esa desconfianza se debe a las decepciones y desilusiones ya vividas pero con mi carácter, por suerte, ese miedo a volver a vivir lo mismo apenas se nota aunque si esté presente.
A veces es curioso como alguien que aparece de repente y sin sentido, alguien que sale del lugar más inesperado se va instalando poco a poco en el día a día y a base de detalles te demuestra que estará ahí llueva, truene o luzca un sol digno del Sáhara...
Solo me queda dar las gracias a tod@s esos valientes que se acercan a este cactus que muchas veces está perdido en su desierto particular donde nada ni nadie debería entrar pero donde los elegidos se están haciendo un hueco.