Siempre es difícil decidirse a dar el paso, a hacer un cambio grande en algo que estamos acostumbrados a que sea de determinada forma pero, algunas veces, nos tenemos que renovar porque no hay otra opción.
¡¡Odio esas veces en las que no puedo elegir!!
Durante las 2 últimas semanas he visto, cada vez que entraba en el blog, un aviso que me recomendaba modificar la plantilla porque a partir del 31 de enero ya no sería válida y siempre lo dejaba igual, unos días por falta de tiempo y otros por simple pereza aunque ya puesta a confesar secretos la verdadera razón de no haberlo modificado antes es que mantenía la esperanza de que ese aviso desapareciera y el blog quedase como estuvo hasta hace unos instantes.
Le di mil vueltas al diseño. Vi mil plantillas y ninguna me gustaba. Reconozco que nada me servía porque lo quería dejar como siempre.
Mientras me volvía loca e intentaba encontrar algo con lo que me pudiera sentir medianamente identificada me acordé de la maravillosa frase de 'si algo funciona no hay razones para arreglarlo'... ironías de la vida, yo tenía que arreglar algo que funcionaba.
Ahora, una vez hecho el cambio, solo puedo decir que me gusta lo que veo... bueno, puedo decir eso y también que:
¡¡Odio esas veces en las que el cambio es mejor que lo que tanto me gustaba antes!!
Las odio porque es tiempo perdido...